Se prometía muy bonito el cuento para el Madrid al principio. Veintidós segundos bastaron para que Benzema, tras fallo garrafal de Valdés, llenase de esperanzas al graderío madrileño que no se creía que el partido comenzase con su equipo por delante en el marcador tan pronto. El Barcelona, lejos de amilanarse, comenzó a atacar a un Madrid que cambió las sonrisas por suspiros de alivio al ver como Messi y Alexis volvían loca a la defensa madridista.
El partido siguió tal cual hasta que la pareja culé conectó para que el chileno batiese a Casillas e igualase el marcador en el minuto 30. Este jarro de agua fría achicó al Madrid que no se vio capaz de llegar con la misma seguridad que el Barcelona al área contraria.
Llegó la segunda parte con la vitola de intensa, ambos equipos buscaban con rapidez desequilibrar el luminoso a su favor. Fue entonces cuando la fortuna se puso la camiseta blaugrana y envenenó con el talón de Marcelo un tiro de Xavi que descolocó por completo la estirada de Casillas, que presenció impotente como el balón se introducía en su portería por segunda vez en la noche.
Para más inri, Ronaldo, fallón y chupón anoche, marraba un cabezazo que medio estadio cantó gol, y en la siguiente jugada, un centro de Alves encontró abrigo en la cabeza de Cesc, que cerró el marcador ante la afición madridista que asistía otro año más a la victoria de su más íntimo enemigo en sus dominios.
Entraron Kaká e Higuaín, pero su esfuerzo no encontraba resultado en un partido más que acabado. Con el Madrid ya roto y buscando el gol a la desesperada, el Barcelona endiosó aún más a Casillas que salvó a su equipo por enésima vez.
Así acababa el “partido del universo”, con el Barcelona líder con un partido más y con un Madrid que deberá hacer un esfuerzo para recuperarse anímicamente del mazazo sufrido anoche en virtud del equipo culé.