Atenas acepta someterse, por tanto, a las condiciones que le imponen los acreedores a cambio de una nueva ayuda que ascenderá a 50.000 millones en tres años.
El acuerdo se ha logrado tras 16 horas de cumbre y pese a que Europa decretó este domingo nuevas dosis de dureza para Grecia; una pequeña venganza tras el referéndum de hace ocho días, que en Bruselas se interpretó como una afrenta.
Los socios exigen a Atenas que apruebe leyes en las próximas 48 horas, obligan a endurecer las medidas prioritarias ofrecidas a cambio del rescate —unos 50.000 millones en tres años— y reclaman crear un fondo de venta de activos públicos bajo la tutela de la UE. Atenas acepta, por tanto, prácticamente el 100% de las exigencias.
Entre las condiciones se incluye crear un fondo de venta de activos públicos bajo la tutela de la UE. Tusk, en un mensaje en la red social Twitter, señaló que "todo está preparado para llevar al Mecanismo europeo de Estabilidad (MEDE) el programa para Grecia, con serias reformas y apoyo financiero".