Como consecuencia del temblor de tierra de magnitud 7,5, alrededor de 200 personas murieron, entre ellas 12 niñas de una escuela, y unas 1.000 resultaron heridas. Unicef subrayó que la mitad de los afectados son menores de edad.
Esta agencia de la ONU señaló que las fuertes lluvias y la nieve han golpeado durante los dos últimos días a las áreas remotas y montañosas afectadas por el terremoto, y que la comunicación es muy pobre y el acceso difícil, debido a la dureza del terreno y las condiciones de seguridad.
Estamos muy preocupados por la seguridad y el bienestar de los niños, que son los más vulnerables en cualquier desastre y que ahora están en peligro de sucumbir ante los elementos, ya que las temperaturas caen en picado, dijo Karin Hulshof, directora regional de Unicef para Asia Meridional.
De hecho, Unicef indicó que algunas de las zonas golpeadas por el terremoto continúan inaccesibles, mientras que gran parte del resto de la región afectada es de difícil acceso incluso en circunstancias normales.
El personal de Unicef en Afganistán y Pakistán trabaja con los gobiernos de estos países y está preparado para proporcionar suministros vitales a decenas de miles de niños afectados y sus familias. Esta agencia de la ONU advirtió de que “los servicios sanitarios, de nutrición, higiene y educativos estarán sometidos a una presión excepcional, poniendo en riesgo a más niños”.