Las partes en el conflicto han acordado un cese de las hostilidades que comenzará el próximo 10 de abril, como un adelanto de las conversaciones de paz que se mantendrán en Kuwait el 19 de ese mes, según Naciones Unidas.
Desde hace un año, casi 9.000 civiles han muerto y alrededor de 16.000 han resultado heridos por los bombardeos, según los rebeldes hutíes, mientras que el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, señala que la guerra ha causado algo menos de 9.000 víctimas civiles (3.218 muertos y 5.778 heridos), la mitad de ellas por los ataques aéreos de la coalición árabe.
Uno de cada 10 yemeníes (2,4 millones) se ha visto obligado a desplazarse y 14 millones necesitan asistencia alimentaria y sanitaria. Además, según el coordinador humanitario de la ONU para Yemen, Jamie McGoldrick, la petición de ayuda humanitaria de 1.800 millones de dólares (1.600 millones de euros) para este año, lanzada el pasado mes de febrero, ha alcanzado apenas un 12%.
El conflicto ha provocado que las infraestructuras de salud que continúan operativas trabajen lejos de su nivel óptimo, con restricciones a la distribución de suministros sanitarios y acceso limitado a medicinas para enfermedades crónicas. Más de 100 dependencias de salud han sido objeto de incidentes violentos y 11 trabajadores del sector han muerto por la violencia en Yemen, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) distribuye comida a unos tres millones de personas cada mes, pero tiene restricciones presupuestarias, y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) focaliza en tres áreas las necesidades urgentes de Yemen: remoción de minas, restauración de los servicios públicos y activación del empleo.