Rivera, según explicó él mismo este viernes, afronta el 26-J con la convicción de que su partido ha hecho mejor campaña que en diciembre pasado y que se ha consolidado como alternativa de centro para los electores.
La estrategia de la formación naranja durante las dos semanas previas a los comicios se ha centrado en explicitar el veto de Ciudadanos a Rajoy como presidente; la llamada al PSOE a que rechace pactar con Podemos; y el ofrecimiento a populares y socialistas de formar una "mesa de negociación" el mismo 27-J para intentar formar un nuevo Gobierno.
El candidato naranja a la Presidencia ha explicado que esta negociación de su partido con PP y PSOE debe dejar a un lado los "personalismos" y los "sillones", a lo que reiteradamente se ha referido en campaña. Ha explicado que ni los nombres de Rajoy ni de Pedro Sánchez deberían bloquear un gran acuerdo a tres.
La piedra angular de este planteamiento de Rivera ha pasado en los quince días previos a las urnas por explicitar más que nunca su veto al presidente en funciones. Esto le llevo a asegurar el 16 de junio, en un desayuno informativo organizado en Barcelona por 'El Periódico', que ni si quiera se abstendría para permitir que el actual inquilino de La Moncloa siguiera en su puesto.
Paralelamente, el líder de Ciudadanos ha destacado en sus mítines, así como en el debate a cuatro del 13 de junio, que Rajoy aparece en los 'papeles de Bárcenas' como presunto perceptor de dinero negro y que, a su juicio, es el responsable último de la corrupción que afecta al PP.