Mientras en Alepo el Ejército de Al Asad está intensificando los medios terrestres con 20.000 soldados para sofocar las tropas antigubernamentales, en Damasco se ha lanzado una ofensiva directa al centro mediático del régimen.
En la sede de la televisión siria, ubicada en la plaza de los Omeyas de la capital, un artefacto ha explotado hoy en el interior causando tres heridos, según informaron fuentes oficiales sirias a la agencia Efe. El ministro sirio de información, Omran al- Zubi, se encontraba en el edificio y ha explicado que el atentado ha causado “muchos daños” materiales. Además, ha afirmado que “la televisión siria no ha sido interrumpida y continuaremos nuestra transmisión sin importar lo que hagan quienes nos quieren silenciar”.
Aun se desconoce la autoría de ataque, pero se cree que podría ser obra de un grupo rebelde para atentar contra la fuertemente custodiada televisión propagandística del gobierno. Las autoridades han explicado que en los próximos días investigaran todo lo relativo al ataque para evitar que vuelva a ocurrir. El pasado 27 de junio, siete personas –entre ellas tres periodistas- murieron en otro atentado a la sede de la televisión favorable al régimen Al Ikhbariya.
Paralelamente, la alianza entre Irán y Siria ha quedado gravemente herida por el secuestro por parte de un grupo insurgente islamista de 48 ciudadanos iraníes. En un vídeo enviado durante la jornada de ayer, el comandante rebelde, Abdul Nasser al Shumeir, mostraba a los supuestos secuestrados y explicaba que la Brigada de MártiresAl Bara –de la cual forman parte- llevaba tiempo persiguiendo a los iraníes, a los que acusa de ser agentes de la Guardia Revolucionaria de Irán. Sin embargo, el Ministerio de Exteriores iraní desmintió las acusaciones de la Brigada y rechazó la idea que los ciudadanos capturados fueran agentes. Irán es uno de los principales aliados del régimen de Al Asad, y Arabia Saudita el de los rebeldes sirios, de quien reciben dinero y armas. En medio de la batalla de Alepo, que se prolonga ante el aumento de los enfrentamientos entre los dos bandos, esta brecha en la relación entre los dos países supone un duro golpe al régimen.