En muchos casos, las personas que conviven con esta enfermedad tardan años en obtener un diagnóstico correcto. Si reconoces algunos de los siguientes síntomas, lo mejor es acudir a una clínica con experiencia en su abordaje. El equipo de Clínicas Simarro lleva más de 15 años investigando y tratando el lipedema sin cirugía, mediante un enfoque integral que va mucho más allá de los tratamientos tradicionales.
¿Qué es el lipedema y por qué es importante detectarlo a tiempo?
El lipedema es una enfermedad crónica del tejido graso que suele aparecer de forma simétrica en piernas (y a veces en brazos), y que no responde a la dieta ni al ejercicio físico. Muchas mujeres que lo padecen son diagnosticadas erróneamente o escuchan frases como “es tu complexión” o “deberías comer menos”, cuando en realidad están lidiando con una patología con fuerte base genética, hormonal e inflamatoria.
Aunque el lipedema no tiene cura, un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden mejorar notablemente la calidad de vida de quienes lo padecen. Ignorarlo o confundirlo con obesidad puede derivar en daños físicos, frustración emocional y deterioro del bienestar general.
Síntomas principales del lipedema
Los síntomas del lipedema pueden variar según el estadio, pero hay algunos signos clave que ayudan a identificarlo:
- Aumento desproporcionado del volumen en piernas y/o brazos, mientras el tronco se mantiene más delgado.
- Dolor, sensación de pesadez o sensibilidad al tacto en las extremidades inferiores.
- Aparición frecuente de hematomas, incluso con pequeños golpes.
- Fatiga crónica, trastornos digestivos o tiroideos, y alteraciones hormonales, especialmente durante la menstruación.
- Sensación de piernas “cansadas” o hinchadas que empeora con el calor.
Además, en muchos casos, estas señales aparecen desde la adolescencia o se intensifican con los embarazos o la menopausia.
Tipos de lipedema: ¿cómo se clasifica?
El lipedema no se presenta de la misma manera en todas las personas. Por eso, existen distintas clasificaciones que ayudan a los especialistas a establecer un diagnóstico más preciso. Según la distribución de la grasa, los tipos más comunes son:
- Tipo I: Acumulación en glúteos y caderas.
- Tipo II: Afectación que se extiende hasta las rodillas.
- Tipo III: El exceso de grasa llega hasta los tobillos.
- Tipo IV: Involucra también a los brazos.
- Tipo V: Afecta incluso los pies y se asocia a lipolinfedema.
Además, en clínicas especializadas se han identificado subtipos como el Tipo IV-A, que afecta solo los brazos, o el Tipo IV-B, frecuente en mujeres con normopeso pero con inflamación en las piernas desde la infancia.
Grados de lipedema: cómo evoluciona la enfermedad
En función de la progresión, el lipedema se clasifica en tres grados:
- Grado I: La piel es lisa, pero bajo ella se notan pequeños nódulos blandos.
- Grado II: Aparecen nódulos más grandes, irregulares y duros.
- Grado III: Se produce una deformación visible en las extremidades, con grandes acúmulos de grasa y, en muchos casos, lipolinfedema.
Conocer los grados del lipedema es clave para adaptar el tratamiento a la situación concreta de cada paciente.
¿Lipedema o linfedema? Claves para diferenciarlos
Aunque pueden parecer similares, el lipedema y el linfedema son condiciones diferentes. El primero se caracteriza por un aumento patológico del tejido graso que genera inflamación y dolor, mientras que el segundo implica una acumulación de líquido linfático debido a un mal funcionamiento del sistema linfático. Además, el lipedema suele presentarse de forma simétrica, mientras que el linfedema suele afectar solo una extremidad.
Artículo redactado por Comunicare.