La reciente propuesta de la Comisión Europea para poner fin a las importaciones de combustibles fósiles rusos ha suscitado una fuerte reacción por parte de Greenpeace. La organización ambientalista advierte que este plan podría reemplazar una dependencia peligrosa por otra, al no abordar adecuadamente la situación del gas proveniente de otros proveedores, como Estados Unidos.
En el documento presentado hoy, la Comisión establece directrices para eliminar gradualmente las compras de petróleo, gas fósil y combustible nuclear a Rusia antes de 2027. Esta medida busca limitar los ingresos que financian la guerra de Vladimir Putin en Ucrania. Sin embargo, Greenpeace señala que el enfoque actual podría resultar en un aumento de la dependencia energética hacia fuentes menos sostenibles.
Advertencias sobre nuevas dependencias
El plan sugiere buscar alternativas a los combustibles fósiles rusos, pero Greenpeace insta a que se amplíe esta hoja de ruta para incluir también los combustibles fósiles provenientes de regímenes hostiles a la Unión Europea. Según la organización, esto podría llevar a un encarecimiento de las facturas energéticas y a una mayor financiación de gobiernos autoritarios, además de agravar la crisis climática.
Thomas Gelin, responsable de Greenpeace para el clima y la energía en la UE, expresó su preocupación: “Mantener el flujo de dinero a la guerra de Putin para estos combustibles es escandaloso, pero la Comisión corre el riesgo de sustituir una dependencia desastrosa por otra: desconectarse del gas de Putin y conectarse al de Trump”. Gelin aboga por un cambio radical hacia energías renovables y un enfoque en la eficiencia energética como verdadera solución para lograr independencia energética.
Cifras alarmantes y propuestas controvertidas
Las importaciones europeas de gas fósil licuado desde Rusia alcanzaron niveles récord el año pasado, con gastos superiores a los 7.000 millones de euros en este combustible. Este gasto supera incluso las ayudas económicas destinadas a Ucrania. En contraposición, se está promoviendo un aumento en las importaciones desde EE.UU., lo que incluye considerar flexibilizar las normas sobre contaminación por metano para facilitar estas exportaciones.
A pesar del compromiso declarado por parte de la UE para reducir las importaciones rusas, hay voces en Estados Unidos y Alemania que sugieren reactivar el controvertido gasoducto Nord Stream 2. Greenpeace advierte que tal decisión no solo renovaría la dependencia europea del gas ruso sino que también podría comprometer la paz en Europa y obstaculizar la transición hacia una energía 100% renovable.
Preguntas sobre la noticia
¿Cuál es la advertencia principal de Greenpeace sobre el plan de la Comisión Europea?
Greenpeace advierte que el plan para poner fin a las importaciones de combustibles fósiles rusos podría sustituir una dependencia peligrosa por otra, al considerar que se debe rechazar también el gas proveniente de otros proveedores, como Estados Unidos.
¿Qué propone Greenpeace en lugar de depender de combustibles fósiles?
Greenpeace sugiere que los gobiernos y la UE deberían reducir el despilfarro energético, mejorar el aislamiento de los hogares y fomentar un impulso masivo hacia las energías renovables, considerando que esto es clave para lograr una verdadera independencia energética.
¿Qué impacto tiene la importación de gas fósil licuado en Europa?
Las importaciones de gas fósil licuado de Rusia alcanzaron niveles récord, y la UE gastó más de 7.000 millones de euros en este combustible, superando la cantidad destinada a ayudas a Ucrania. Esto plantea preocupaciones sobre la financiación de regímenes autoritarios y el impacto climático.
¿Qué opinan sobre la posible reanudación del gasoducto Nord Stream 2?
Greenpeace advierte que reanudar el gasoducto Nord Stream 2 podría renovar la dependencia de la UE del gas ruso, lo que llenaría las arcas del régimen de Putin y socavaría los esfuerzos para una transición hacia energías 100% renovables.