La decimoséptima etapa de 211 kilómetros fue la más larga de La Vuelta y una en la que más rápido se rodó. Con salida en las bodegas de Faustino V y llegada al alto de Peña Cabarga, los corredores rodaron las tres primeras horas de carrera a un ritmo vertiginoso, muchos intentos de fuga que siempre controlarían los conjuntos del Euskaltel, Vacansoleil y Katusha.
No fue hasta el kilómetro 115 cuando se formó una escapada de cinco corredores, pero nunca superarían los tres minutos de ventaja con el pelotón principal. En la bajada del alto de La Lunada, se acabó la aventura de los cinco valientes y tras treinta kilómetros de descenso, el grupo de los favoritos comandado por los hombres del Katusha llegaban al alto decisivo de la jornada.
En las primeras rampas del alto de Peña Cabarga lo probó Martin (Garmin – Cerveló) junto con Bruseghin (MoviStar), aunque un buen ritmo de Menchov (Geox) neutralizaba cualquier intento. Fue en el último kilómetro cuando Wiggins (Sky) empezó a ceder posiciones y a sufrir el ritmo del compañero del líder de La Vuelta. Pero Froome (Sky) lanzó un fuerte ataque que dejó sentado a Cobo (Geox), parecía que podía producirse el hundimiento del cántabro del Geox, se rehizo y a pocos metros de la llegada el “El bisonte de la Pesa” cazó al inglés e hizo el intento de disputar la etapa. El gran esfuerzo realizado por Cobo le dejó sin fuerzas ante el último golpe del hombre del Sky por la victoria de etapa.
La clasificación general queda más apretada de cara a las últimas jornadas de La Vuelta. Juanjo Cobo salva el maillot por trece segundos frente a Froome, quedando claro que la victoria final será cosa de dos, ya que Wiggins cedió tiempo y pierde un minuto y cuarenta segundos.
La nota triste de la jornada vino del equipo MoviStar, tres de sus corredores tuvieron que abandonar La Vuelta por una intoxicación alimenticia, además de otros dos que perdieron contacto con el pelotón a muchos kilómetros de la llegada.
La decimoctava etapa transcurrirá entre Solares y Noja, un total de 174,6 kilómetros en los que los ciclistas deberán superar cuatro altos, el último a treinta kilómetros de la llegada. Habrá como cada jornada muchos intentos de fuga, aunque los equipos que quieran luchar por las bonificaciones y por la victoria deberán trabajar para neutralizarlas.