Año 1982. Un joven policía curtido en los barrios más duros de Madrid acepta un destino en un pueblo de mar con la esperanza de curar a su hija y, de paso, ganar algo de tranquilidad.
Hace cuarenta años se rodaba en Belmonte y pueblos cercanos, “El crimen de Cuenca” de Pilar Miró, que será después secuestrada militarmente y su directora procesada.