Los muertos vivientes han conquistado el mundo. Los pocos supervivientes que quedan procuran seguir adelante sin cruzarse con ellos en la medida de lo posible. Pero la falta de recursos y la constante expansión de los depredadores les obligarán a tener que desplazarse.
Mathieu tiene 33 años y vive con la incógnita de no haber conocido a su padre. Una mañana, recibe una llamada de Canadá de un desconocido que dice ser amigo de su padre y que le quiere enviar lo que supuestamente le ha dejado en herencia: un cuadro.