Alejados de las vacaciones tradicionales, cada vez más personas deciden invertir sus semanas fuera del trabajo en actividades físicas o culturales, actividades al fin y al cabo, alejándose de la opción clásica de sol, playa y descanso.
Deportes como el ski y el snowboarding en las épocas de nieve, caminatas a través de montañas y parques, rutas en bicicleta o el surf son deportes que aparecen en multitud de ocasiones en relación a las vacaciones.
Por ejemplo, para esta época estival son muchos los que deciden dirigirse a la franja norte de la costa española para tomar una o varias semanas de cursos de surf. Una ruta alejada por completo de masificaciones, calor excesivo y turismo clásico; especialmente en zonas como Galicia, en la que la mayoría de su costa se mantiene aún en gran parte virgen y en la que solo unos pocos piensan como un destino turístico. Dichos cursos de surf en la costa gallega juegan con la ventaja de mimetizarse con el ambiente local, con las gentes y paisajes de la zona, para ofrecer una experiencia totalmente original e inspiradora, un producto muy genuino que en pocos lugares más se puede conseguir.
Situándose muchos de ellos en la costa de la provincia de A Coruña, los cursos y campamentos de surf de la costa gallega juegan con otra ventaja en el verano: el clima, aunque parezca mentira. Para empezar, acudir a Galicia en verano es olvidarse de las temperaturas extremas que se pueden dar en el interior o en la costa mediterránea, y las lluvias que suelen ser tan habituales en invierno pasan (la mayoría de las veces) a buen recuerdo. Además, el durante muchos meses bravo y violento Atlántico se torna apacible (que no plano) en estos meses, creando las condiciones perfectas para unos buenos chapuzones con la tabla. Pocas sensaciones mejores pueden existir que zambullirse durante unas cuantas horas en medio del Océano y disfrutar desde la tabla (cuando el mar da una tregua) de paisajes espectaculares como el de A Costa da Morte, una pedazo de costa de la provincia coruñesa llena de acantilados, montañas y paisajes de ensueño.
Además, la opción de irse a aprender que es eso del surf en una semana de cursos tiene unas cuantas ventajas más, quizás ya no tan deportivas, sino más gastronómicas y culturales. Vaya a donde uno vaya, ya sea la zona de Ferrol, la costa de Lugo o A Costa da Morte, la comida de la costa gallega nunca va a decepcionar. Sumando el hecho de que el deporte que se hace con la tabla no es poco, la “comilona” después del ejercicio físico siempre está más que justificada. Y por otra parte, son numerosos los entornos naturales y rutas por las que es posible pegarse una caminata de kilómetros. En la susodicha Costa da Morte donde es posible encontrar varios escuelas donde realiza cursos de surf las opciones son múltiples: el Faro de Fisterra, las cataratas de O Ézaro, el Monte Pindo...
Son muchas las razones que ponen a Galicia en el mapa este verano. Comida, paisajes naturales, cultura, mar, todo ello mezclado con una o dos semanas de curso de surf orientadas a que cualquiera sepa sacar lo máximo de su relación temporal con el Atlántico y, sobre todo, a pasar un buen rato. Porque aunque solo sea para ver el anochecer desde una tabla en medio del mar, el viaje hasta Galicia, sea de Valencia, Madrid o Andalucía, puede llegar a merecer la pena solo por esa instantánea.