Rajoy compareció ante la prensa en el Palacio de la Moncloa después de la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros celebrada este lunes para convocar oficialmente las elecciones generales, mediante un decreto ley de disolución de las Cortes Generales que se publicará mañana martes en el Boletín Oficial del Estado.
El jefe del Ejecutivo subrayó que "España ha sabido superar la peor crisis" económica de la historia "sin permitir que nadie quedara al borde del camino", puesto que las pensiones han seguido creciendo y dado que "no hemos permitido que los impagos asfixiaran la asistencia sanitaria".
Rajoy subrayó que, en cuatro años, el país ha pasado de caer económicamente como consecuencia de la recesión a tener "el crecimiento más alto" de la Unión Europea y destacó que España ha ganado competitividad "sin devaluar la moneda", lo que definió como "una de las grandes transformaciones en esta legislatura".
Esgrimió que el empleo, el crecimiento y la confianza son "los ejes que ponen de manifiesto el éxito del esfuerzo realizado por los españoles a lo largo de estos años" y destacó que la legislatura concluye con una reducción de 437.000 parados y con una tasa de desempleo inferior en 1,5 puntos a la que existía cuando asumió el poder.
Naturalmente a nadie se le escapa, ni siquiera a Rajoy, con su habitual discurso triunfista que la población activa ha bajado, que muchos españoles y extranjeros han abandonado el país y que el número de horas trabajadas en España no ha aumentado, lo que quiere decir que cómo durante toda la legislatura, donde antes había un buen empleo ahora hay tres y malos, de un día, de dos horas o cuatro a la semana. Nada más.