Según alertó este miércoles Amnistía Internacional (AI) en su último informe anual, la situación de los derechos humanos en 160 países durante el año pasado y aporta algunos datos globales: más de 122 Estados ejercieron la tortura u otros malos tratos, al menos 113 restringieron arbitrariamente la libertad de expresión y de prensa, en 61 se encarceló a presos de conciencia, en 19 se perpetraron crímenes de guerra, en 36 hubo abusos de grupos armados, al menos 30 obligaron ilegalmente a personas a refugiadas a volver a países donde correrían peligro y en el 55% hubo juicios injustos.
Además, un mínimo de 156 defensores de los derechos humanos murieron cuando estaban detenidos o fueron víctimas de homicidio y más de 60 millones de personas eran refugiadas que se vieron obligados a desplazarse de sus hogares (muchas de ellas con varios años en esa situación), la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial.
"Tus derechos peligran: son tratados con absoluto desprecio por muchos gobiernos del mundo", afirma Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional, quien añade que "millones de personas sufren terriblemente a manos de Estados y grupos armados mientras los gobiernos califican sin ningún pudor la protección de los derechos humanos como una amenaza para la seguridad, el orden público o los 'valores' nacionales".
Shetty apunta que "no sólo peligran nuestros derechos, sino también las leyes y el sistema que los protegen". "Más de 70 años de duro esfuerzo y avances en materia de derechos humanos están en la cuerda floja", apostilla.
Amnistía Internacional lamenta que gobiernos que intentan eludir el escrutinio internacional socavan los órganos de derechos humanos de la ONU, la Corte Penal Internacional y mecanismos regionales como el Consejo de Europa y el sistema interamericano de derechos humanos.
"El mundo está sufriendo un asalto global a los derechos y a las libertades. El sistema de protección internacional de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario están ahora mismo en peligro de desmoronarse", recalca Alfonso Sánchez, presidente de Amnistía Internacional en España.
Sánchez achaca esta situación a "los ataques deligerados de los gobiernos o el abandono que estos hacen de las instituciones de derechos humanos" y a "los horrendos crímenes y las atrocidades" que los grupos armados en distintas partes del mundo, con Siria como uno de los principales ejemplos.
"Los líderes mundiales actúan tarde y mal a las distintas crisis, como la de los refugiados; los conflictos que proliferan por el mundo y los abusos contra la población civil de los grupos armados. La respuesta de los gobiernos es o bien la inacción o bien agravar los problemas. Como ejemplo, la reacción ante las amenazas a la seguridad está siendo la represión de la sociedad civil y de la libertad de expresión", añade.
Amnistía Internacional documenta casos de gobiernos que infringen deliberadamente el derecho internacional humanitario, como Siria, donde, según Esteban Beltrán, director de AI en España, se han producido "la tortura y holicidio de miles de civiles, el desplazamiento de miles de personas, asedios y bloqueo de ayuda humanitaria que necesitaban civiles hambrientos".
Además, Arabia Saudí inició el año pasado una campaña de bombardeos en Yemen mientras obstruyó una investigación de la ONU sobre las violaciones de derechos humanos cometidas en este último país y Francia aprobó medidas antiterroristas tras los atentados de París que ampliaron la vigilancia y la detención de personas con una reducción de las garantías procesales.
Beltrán añade otros casos de por qué la protección de derechos humanos "tiende a desmoronarse": en el Reino Unido se plantea la revocación de la ley de derechos humanos y en China cientos de abogados siguen "encerrados y amenazados".
Por otro lado, Amnistía Internacional hace un llamamiento al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para que en su último año en el cargo se esfuerce en proteger a las personas refugiadas y a la Asamblea General y al Consejo de Seguridad que "reactiven" Naciones Unidas con un nuevo proceso de elección imparcial y transparente del nuevo secretario general, que tomará posesión el próximo mes de enero.