Los monumentos y grandes museos nacionales se venden bien y tienen un éxito turístico creciente. Pero estarían en la ruina sin las subvenciones del Estado. Es por eso que Francia, suponemos que debido a la crisis, no ha dudado en convertir una sección de los muros exteriores del Museo d`Orsay en una valla publicitaria con un anuncio de L´Oreal protagonizado por Inès de la Fressange. Así pues, en estos tiempos de crisis y pocas subvenciones, no está mal, o así lo considera el gobierno francés, convertir los más venerables muros del patrimonio histórico en vallas publicitarias alquiladas a las grandes marcas de la vida moderna para salvar y entretener los más históricos museos.
El Louvre es uno de los museos más visitados de todo el mundo, el navío almirante de la gran flota de los museos/monumentos nacionales, cuyas visitas crecieron el año pasado en un 10 por ciento. Pero el Estado debe cubrir el 56 por ciento de sus presupuestos. En tiempos de crisis, cuando el entretenimiento y cuidado de los muros de la antigua residencia real tienen un costo creciente, el Louvre practica una política con muchos frentes: «exportar» su marca, multiplicar las operaciones comerciales, y... alquilar sus muros a grandes marcas, como Longines, que se sirve de la imagen de Andre Agassi para intentar vender relojes de lujo.
Se trata de una práctica generalizada. Así como el Museo d'Orsay ha alquilado todos los muros de su entrada principal a L'Oreal, el Palacio de Justicia —residencia de los reyes de Francia, entre los siglos X y XIV— no ha dudado en vender temporalmente sus muros, para que iPad pueda glosar la excelencia de sus virtudes tecnológicas...
Con estos fundamentos, el Museo d`Orsay recurre a la publicidad para conseguir imprescindibles fondos con los que restaurar este monumento nacional, imprescindible pasto turístico, que no da para cubrir los gastos.