La fractura, de la que se operó el jueves por la tarde, a poco más de un mes para los Juegos de Río, ha sido el golpe definitivo para este atleta y sus esperanzas olímpicas. No en vano es cinco veces campeón del mundo, a sus 33 años.
“Tengo que lidiar con la cara amarga del deporte”, dice Noya, que no saltará al agua el 20 de agosto en la plaza de Copacabana.