Un acuerdo condicionado y prorrogable
La propuesta, que Ucrania ha aceptado, establece una tregua de 30 días, con la posibilidad de prorrogarse si ambas partes —Ucrania y Rusia— lo consideran viable. Sin embargo, su implementación está sujeta a la "aceptación y aplicación simultánea" por parte de Rusia, lo que coloca la responsabilidad en Moscú para dar el siguiente paso. Durante la reunión en Yeda, representantes ucranianos y estadounidenses coincidieron en la importancia de sentar las bases para "una paz duradera", destacando que la reciprocidad entre las partes será clave para el éxito de esta iniciativa.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha expresado su apoyo a la propuesta, subrayando que Ucrania está preparada para avanzar hacia la paz. No obstante, ha enfatizado que ahora corresponde a Estados Unidos convencer a Rusia de sumarse a este esfuerzo. "Ucrania está dispuesta a dejar de disparar y empezar a hablar. Rusia debe mostrar su disposición a poner fin a la guerra o continuarla", afirmó Zelenski, calificando el momento como "la hora de la verdad completa".
Reanudación de la cooperación militar estadounidense
Como parte del acuerdo, Estados Unidos se ha comprometido a reanudar "inmediatamente" el intercambio de inteligencia y la asistencia de seguridad con Ucrania, según lo estipulado en una declaración conjunta publicada por la Presidencia ucraniana. Este compromiso revierte una suspensión temporal de la ayuda militar estadounidense, que había sido anunciada apenas una semana antes por la administración del presidente Donald Trump. La decisión de retomar el apoyo llega en un momento crítico, tras un reciente ataque con drones ucranianos sobre Moscú, uno de los más intensos en el conflicto, lo que subraya la urgencia de una desescalada.
Desde Washington, el secretario de Estado, Marco Rubio, expresó optimismo sobre la posibilidad de que Rusia acepte la tregua. "Nuestra esperanza es que los rusos respondan que sí lo antes posible, para que podamos llegar a la segunda fase: las negociaciones reales", declaró Rubio. Asimismo, destacó la postura de acercamiento de Trump, quien, según él, "quería que esta guerra terminara ayer". Sin embargo, Rubio también advirtió que, de no aceptar Rusia, quedaría claro quién es el obstáculo para la paz.
Medidas humanitarias y confianza mutua
Más allá del cese de hostilidades, las delegaciones abordaron temas humanitarios clave que podrían implementarse durante el alto el fuego. Entre ellos se incluyen el intercambio de prisioneros de guerra, la liberación de civiles detenidos y el regreso de menores ucranianos desplazados forzosamente a Rusia. Estas medidas, según Zelenski, forman parte de un plan más amplio para "establecer confianza" entre las partes, que también contempla el "silencio en el cielo" —la interrupción de ataques aéreos— y en el mar.
Contexto y perspectivas
El encuentro en Yeda se produce en un momento de tensiones y movimientos diplomáticos intensos. Hace apenas una semana, la suspensión de la ayuda militar estadounidense había generado incertidumbre en Kiev, que depende en gran medida del apoyo de Washington y la Unión Europea para sostener su esfuerzo bélico. Paralelamente, la reunión entre Zelenski y Trump en Washington, días antes, no había logrado concretar acuerdos sobre la explotación de minerales ucranianos, un tema que Rubio señaló que se resolverá en breve, pero que no fue el foco de las conversaciones en Arabia Saudí.
La aceptación de Ucrania a esta propuesta refleja su disposición a explorar opciones de paz, pero también su cautela: el éxito del alto el fuego depende de la respuesta del Kremlin, que aún no se ha pronunciado oficialmente. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con atención, consciente de que este podría ser un punto de inflexión en un conflicto que ha dejado profundas cicatrices en Ucrania y ha tensionado las relaciones globales.
El acuerdo provisional de 30 días representa una oportunidad frágil pero esperanzadora para detener la violencia. Sin embargo, como han reiterado tanto Zelenski como Rubio, la pelota está ahora en el tejado de Rusia, y el mundo espera su respuesta para determinar si este alto el fuego será el preludio de una paz sostenible o simplemente una pausa temporal en la guerra.