Tras la muerte de su madre, dos hermanos organizan una serie de atracos, eligiendo solo distintas sucursales del mismo banco. Solo les quedan algunos días para evitar el desahucio de su propiedad familiar y pagar al banco con su propio dinero.
Con el equipaje de las canciones y los relatos de su cultura Chickasaw, la vida de Te Ata fue un largo viaje siguiendo una llamada interior, que culminaría con su reconocimiento internacional como actriz y como defensora de los derechos humanos.