De todo hay un antes y un después. De todo. Y tras el paso al club de la casta por parte de la pareja Pablo Iglesias y su manceba, con chalé frente a Torrelodones, piscina de diseño, casita para invitados, y demás exquisiteces propias de ricos, no de trabajadores, se desmorona el partido político que prometió el cielo y ha resultado ser como todos. Y si no ha acariciado la corrupción, aún, es porque no ha gobernado ocho años seguidos.