El mundo del flamenco y de la música llora la pérdida de una de sus míticas figuras con la muerte del cantautor y guitarrista Manuel Molina Jiménez a los 67 años, tras padecer un cáncer. Así, los restos mortales del que fuera integrante del dúo “Lole y Manuel” descansan en el Teatro Municipal Romero San Juan de la sevillana localidad de San Juan de Aznalfarache para que familia, amigos y ciudadanos en general puedan dar el último adiós a esta figura.
Manuel Molina, de Ceuta de nacimiento, aunque desde muy pequeño se asentara en Sevilla, fue el cantautor y guitarrista, hijo del también guitarrista “El encajero” que desde la infancia estuvo en contacto con la música y que, con tan solo 12 años, formara parte del trío “Los Gitanillos del Tardón”, junto a Chiquetete y El Rubio.
Más adelante, formaría el grupo “Smash”, una banda de rock con raíces flamencas que daría alas a la evolución del flamenco. Sin embargo, la formación más conocida de este artista no fue otra que el dúo “Lole y Manuel”, que en 1975 lanzaría el disco “Nuevo día”, en concordancia con la realidad social y política española. Además, este músico hizo sus trabajos en solitario y realizó multitud de colaboraciones con artistas flamencos como su propia hija, Alba Molina.
Con esta carrera, el mundo flamenco da sus condolencias; el Instituto Andaluz del Flamenco de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, a través de su directora, María Ángeles Carrasco, ha manifestado que “su estilo propio, su capacidad de emocionar, su forma de interpretar versos propios o ajenos quedan para siempre ene l recuerdo de una generación, sabedora de que ha podido disfrutar de un artista único e irrepetible”; se trata de la manera de lamentar la pérdida de un artista que “ha marcado un antes y un después en la historia del flamenco”.