Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha logrado identificar el origen de las corrientes eléctricas en el cerebro de pacientes epilépticos, lo que puede revolucionar la intervención clínica personalizada. Este estudio, publicado en The Journal of Neuroscience, utiliza registros intracraneales para diferenciar entre actividades epilépticas y no epilépticas, mejorando así la precisión en el tratamiento de la epilepsia. Los investigadores aplicaron técnicas biomatemáticas avanzadas, permitiendo una mejor planificación de tratamientos que podrían reducir secuelas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha logrado un avance significativo en la comprensión de las corrientes eléctricas en el cerebro de pacientes epilépticos. Este estudio, que se publica en The Journal of Neuroscience, busca identificar con precisión el origen de estas corrientes y su relación con la enfermedad, lo que podría transformar la planificación de intervenciones clínicas personalizadas.
La corteza cerebral humana, caracterizada por su complejidad y variabilidad entre individuos, presenta un desafío para los médicos al registrar la actividad eléctrica. Según Óscar Herreras, investigador del CSIC en el Instituto Cajal, “el registro de actividad eléctrica en un mismo punto puede reflejar diferentes funciones y actividades”. Esto complica la identificación de áreas específicas involucradas en episodios epilépticos.
Los potenciales eléctricos intracraneales son utilizados como biomarcadores funcionales para evaluar las redes neuronales. Estas señales se propagan desde sus áreas de origen y se mezclan en los lugares donde se registran, dificultando la localización precisa de las zonas epilépticas. Herreras destaca que este trabajo incorpora técnicas biomatemáticas optimizadas previamente en modelos animales, lo que permite aplicar estos avances al estudio directo del cerebro humano.
El equipo realizó múltiples registros intracraneales en pacientes epilépticos para determinar qué corrientes eléctricas eran efectivamente epilépticas. Utilizando algoritmos avanzados, lograron delinear tres dimensiones de las áreas normales y epilépticas, observando que cualquier registro incluye actividad proveniente de entre tres y cinco poblaciones neuronales distintas. “Hemos descubierto que hasta un 20% de los electrodos que registraron un ataque epiléptico captaron, en realidad, actividad de poblaciones neuronales lejanas”, afirma Herreras.
Este enfoque más preciso para identificar focos epilépticos tiene implicaciones significativas para la intervención clínica. Al reducir los falsos positivos, los hallazgos permitirán a los médicos planificar tratamientos más efectivos y personalizados para romper las redes epilépticas sin afectar otras funciones cerebrales.
Con este avance, el CSIC no solo contribuye al entendimiento científico del cerebro humano sino que también abre nuevas puertas hacia tratamientos más eficaces para quienes padecen epilepsia.
Cifra | Descripción |
---|---|
20% | Porcentaje de electrodos con falsos positivos en ataques epilépticos. |
Decenas | Número de registros intracraneales realizados en pacientes epilépticos. |
3 a 5 | Rango de poblaciones neuronales diferentes en cada registro. |
El equipo ha logrado determinar el lugar de origen de las corrientes eléctricas en el cerebro de pacientes epilépticos, lo que puede contribuir a planificar intervenciones clínicas personalizadas.
Identificar correctamente las corrientes eléctricas es crucial porque permite distinguir entre la actividad epiléptica y la actividad normal, lo que ayuda a evitar falsos positivos y mejora la planificación de tratamientos.
Se han utilizado técnicas biomatemáticas optimizadas en modelos animales y algoritmos avanzados para determinar el contorno 3D de las zonas normales y epilépticas del cerebro.
Uno de los hallazgos importantes es que hasta un 20% de los electrodos donde se registró un ataque epiléptico captaron en realidad la actividad de poblaciones neuronales lejanas, lo que representa falsos positivos.
Estos hallazgos ayudarán a marcar con mayor precisión los focos epilépticos y a planificar intervenciones clínicas más efectivas, disminuyendo así las posibles secuelas para cada paciente.